viernes, 28 de agosto de 2015

Personal: El Volcán Llaima en 1994.


Ay Cherquenco. Pueblo olvidado e inolvidable a la vez. Se hace presente de nuevo en mi memoria y en mis obsesiones cada cierto tiempo, pero sin nunca irse del todo. Recuerdo perfectamente ese día de 1994 en la Escuela Japón E-545, el profesor Alejandro Roa nos hacía la clase de Ciencias Naturales y era la primera vez en mi vida que escuchaba la palabra “Hábitat”. Mientras me preguntaba que podría ser el “Hábitat” (mis estúpidos e ignorantes compañeros no dejaban hablar al profesor… lo siento, pero hasta el día de hoy odio a esos niños, hoy hombres que la vida imposible me hacían en ese entonces…). Entre el barullo de la clase y la impaciencia de nuestro profesor, hombre ya casi anciano y con una larga y sacrificada experiencia de docente, yo miraba por la ventana, sumida en mis ensoñaciones, pensando en Charlie Bucket, porque yo creía fervientemente que algún día llegaría Willy Wonka a salvarme del Moraga, del Diego Salvo, del Héctor Núñez, de la Claudia Mellado…, de pronto un papel hecho una dura y gran bola me llega en plena cara y el maldito del Moraga me grita “¡¡Mongola… TONTA!!”. Esos eran mis sobrenombres oficiales, aparte de “Yogur de Petróleo”, por supuesto, nada más que por la sencilla razón de ser la más morena del curso y de preferir leer bajo un árbol a jugar a la capacha o a las movidas en la Cueva de la Momia, acción muy reprobable y digna del más profundo de los desprecios para ellos. Pero no hablemos de eso. Para ese entonces aún era una niña sensible y llorona, pero me guardé las lágrimas –de rabia- y me dije que a la salida le tiraría una piedra o le escondería la mochila al muy infame. Tomé papel y lápiz y empecé a escribir todo lo que le haría si no fuera tan pava y tan irremediablemente débil:

*Lo estrangularía con una cuerda de esas para lacear corderos.

*Lo metería preso.

*Le cortaría el cuello con un cuchillo oxidado.

*Lo castraría, como había visto a mi papá hacerlo en el campo a los terneros, con desinfectante azul incluido.

*Le molería la cabeza a pedradas.

*Le haría una zancadilla tan espectacular que mínimo quedaba con la nariz chueca para siempre.

Mientras que con mi mentalidad de tímida niña de 9 años planeaba la más horrible venganza en contra de aquel detestable grandullón –en compañía de sus compinches- que siempre que podía me pateaba o me insultaba… Pero basta, no estoy hablando de mis traumas de la niñez, sino de un evento geográfico. Pero no puedo evitar el relacionar todo. Nuestra sala tenía la más hermosa vista al volcán Llaima que tuviera escuela de pueblo pequeño alguna, en sus amplios ventanales el hermoso nevado se colaba como un compañero y amigo más entre nosotros los niños. Pero aquel día no estaba precisamente de humor para participar en juegos o para acompañarme en mis lecturas taciturnas bajo aquel viejo pimiento, ni se sentía familiar entre las infantiles cabezas que escuchaban al profesor aquella mañana, mientras yo planeaba mi vendetta y los demás hacían desorden y don Alejandro al frente con su cara de “queda poco para jubilarme, yupi”. No es por dármelas de vidente ni de nada, pero hubo algo que interrumpió mis siniestras maquinaciones y me hizo mirar hacia la ventana. Ahí estaba, mi amado Llaima, una de las pocas cosas que me hacen verdadera falta en la vida. Tan nevado, tan imponente, con su eterna fumarola, como un puro inmortal…

De pronto todo eso acabó.

Imagínenlo más grande y más cerca aún.

Hubo un horrendo estruendo, seguido de algo parecido a la versión cordillerana de Hiroshima, un GIGANTESCO HONGO DE HUMO que salió del Volcán en cosa de segundos, juro que es la cosa más impactante, impresionante e definitiva que he visto en mi vida, aunque quizá vea la puerta de Branderburgo o las cataratas del Niágara no me conmoverán tanto como esa extremadamente inmensa columna de humo que cubrió todo el manto azul del cielo cherquenquino. El profe empezó a gritar frenético ¡PLAN DAISY, PLAN DAISY! mientras mis compañeros lloraban desesperados porque sus padres trabajaban cerca o porque pensaban que íbamos a morir todos aquel día. Yo soy naturalmente sensible, pero no me uní al coro general de chillidos, carreras, mocos, lágrimas, gritos, histeria, más mocos, pañuelos Elite incomprensiblemente aparecidos, pellizcos, retorcijones de manos y mejillas, don Alejandro no hallaba que hacer, nadie le hacía caso con el dichoso “¡!PLAN DAISY, PLAN DAISY!¡, la Bernarda Álvarez gritaba efectivamente enloquecida ¡¡Mi papito se va a morir, soy huérfana, SOY HUERFANAAAAAAAAAA!!, el idiota de Diego Salvo lloraba aterrorizado y su gorda cara roja, hinchada por las lágrimas y la cobardía lo hacía parecerse aun más a una cruza de cerdo con frutilla de lo que ya era. Yo estaba hipnotizada, como una frágil ratita frente a una cobra, una cobra volcánica y pétrea, si es posible aquello. Yo sólo miraba por la ventana, con los ojos como platos, mientras a mis espaldas se desarrollaba la más terrible y dramática escena de temores infantiles jamás vista, miedo a la muerte, a quedar huérfano, a quedar solito, a tener que irse a vivir con los tíos, a tener que cuidar a los hermanos mas chicos, a tener que ser cuidado por los hermanos más grandes, a quedar sin casa, en suma, todo el horror al abandono en sus muchas manifestaciones. De pronto se me ocurrió que si iba para afuera la vista sería mejor. Tomé mi mochila (de Barbie, lo admito) y salí no más, el profe Alejandro no estaba en condiciones de ordenar nada a nadie, rodeado por el caos colectivo y sumergido en sus propios miedos. En el frontis me encontré con la entonces Toyita de 5 años que también cursaba el Kinder en esa escuela. Mi hermana sollozaba asustada, le tomé su manito gorda y la abracé, sin dejar de mirar el portento de humo que se exhibía ante todos, como un espectáculo infernal. La sirena sonaba y sonaba, mientras el cielo se ponía cada vez más oscuro, dando a todo ello un tinte trágico y pasmoso a la vez que mientras viva no podré olvidar nunca. Mi única y hasta el día de hoy, mejor amiga Licha, se me acercó y me preguntó:

-Oye Nati… ¿Qué vamos a hacer?

-No podemos hacer nada. – le contesté.

Y ahí quedamos, mirando todo, sin atinar a nada, como ya dije, cual verdaderas ratitas frente a una cobra que pronto las engullirá sin compasión alguna. La Victoria lloraba y pedía ver a nuestra mamá, así que me despedí de mi amiga y bajo el cielo encapotado de ceniza me la lleve a la casa. No me importó el reglamento de la escuela, total, en un evento así, no era lo mejor quedarse allí. Sólo quería ver a mi mamá. La encontramos en el camino, venía a buscarnos con nuestro hermano Dido (David) de cuatro años, que no entendía mucho y parecía asustado y eufórico a la vez, actitud que conserva hasta el día de hoy. Nos abrazó fuerte y emprendimos camino hacia la casa. Mi papá no estaba, porque como era bombero y además Superintendente del Cuerpo de Bomberos de la localidad, tenía que estar efectuando posibles labores de rescate. Y ahí nos quedamos, recuerdo que subí al techo de mi casa y estuve toda la tarde, mientras mi mamá me retaba y me exhortaba a bajarme, en medio de amenazas y sobornos. “Si te bajas, te hago un queque para la once”; “Si no te bajas te voy a sacar la cresta, caura e’ mierda”; “Si te bajas te regalo un lápiz verde”; “Si no te bajas te voy a dar con el cinturón hasta que me canse, mocosa desobediente, te voy a acusar a David apenas él llegue”. Yo no hacía caso, estaba como fascinada, sabía que este era un día de esos que-se-recuerdan-para-siempre y no me lo iba a perder por estar encerrada en la casa asustada como pollo en corral ajeno. La nube ya era tan grandiosa que cubría todo lo que era cielo y el cielo estaba matizado de oscuros colores, negro, gris en todos los tonos imaginables, blanco, azul, ¿morado? Mi mamá, armada de una escalera y un colihue, se subió al techo dispuesta a golpearme “hasta que se cansara” como anteriormente me había advertido. Pero no pudo evitar sentarse al lado mío a mirar, aunque sea por un ratito. Y ahí estuvimos, cada una pensando en lo suyo. Luego claro, bajé (ilesa), comí, seguí mirando, después de 4 horas llegué a sentir miedo, lloré – sólo un poquito- esperamos a que mi papá llegara…


Imágenes de la época (gracias Google)

Después la tele, mi papá dando declaraciones, cumpliendo con su deber de Bombero Chico Bueno, el whisky con hielo milenario, el río pasando por encima del puente, el mismo río llevándose a los muertos y sus tumbas (este río se llama Cementerio y de verdad en esos días le hizo honor a su nombre), aquella descomunal roca de más de cuatro metros de alto que causó la estupefacción colectiva y por sobre todo esas preciosas noches, noches de encanto y horror, sugestión y enigma, de sospecha y maravilla, en que todo Cherquenco se reunía antes de acostarse a mirar como el Llaima hacía erupción, y cuando habían estallidos grandes se escuchaban claramente los “Ohhh’s” y “Ahhh’s” de todos, que eran el comentario obligado al otro día: “Cachaste el volcán anoche? ¡¡Se pasoooooó!!” o “Anoche estuvo fome, apenas se veía la lava en el cráter” o “Ayer si que me dio miedo ¿estai segura que la lava no llegará al pueblo?”, los temblores que a veces nos despertaban y otras pasaban piola, casi parte del paisaje y la delicada lluvia de ceniza del primer día que suavemente se depositó sobre techos y árboles, brindando al paisaje grisáceas tonalidades, causando aún más el desasosiego en los cherquenquinos corazones...


Recuerdos infantiles. El volcán que siempre fue parte importante de mi vida, de pronto obteniendo un rol absolutamente protagónico. Y lo extraño tanto, desde Los Lagos no hay ninguna vista a la cordillera siquiera y cuando estoy en Temuco este apenas se ve, por la culpa de la leña y su humo, y de los 63 Km (más o menos) que nos separan también. Aunque he estado en el Villarrica, en el Osorno, en el Tolhuaca, en el Lonquimay, ninguno me estremece de emoción con su majestuosidad como el Llaima, ninguno me hace sentir con tanta fuerza mi propia insignificancia como ser humano y nuestra vulnerabilidad frente a la siempre secreta y magnífica, poderosa y avasalladora Naturaleza, sigilosamente entregando su eterno mensaje a quienes quieran recibirlo. Y de verdad, me hace falta. Por eso necesito estar cerca, porque está en mis raíces y porque no, volver a ser por un momento aquella chiquilla morena y delgada, tímida y callada, que se internaba en los cerros y dormía entre la avena y los ulmos, rodeada de chercanes, en aquel Cherquenco, tan lejano y cercano a la vez, en donde el Llaima define y moldea la tierra de la que queramos o no, somos sólo invitados por breves instantes.

lunes, 24 de agosto de 2015

Mis preferidos -y un par no tanto- del último tiempo (Parte Uno)

Parafraseando a la estimada bloguera Daniela de "El Blog de la Cuneta" (leánlo, es muy bkn)  el "NO ESTABA MUERTA, ANDABA TRABAJANDO" es más cierto que odio las matemáticas y más cierto que le temo a las arañas. De verdad la vuelta a clases me atrapó cual máquina aplanadora y aún en aquellas tardes en que llegaba a mi casa y por cosas de Cthulhu no estaba enredada en los tentáculos de revisar pruebas o hacer pruebas, o revisar trabajos o planificar, estaba tan terriblemente agotada que no era capaz siquiera de hacer conexión para algo más que scrolleo arriba y abajo en el celular (que se me había roto y mi pololo hermoso me terminó regalando otro). Ah y comer, o meterme a Instagram, pero no mucho más. No es mi afán buscar excusas para tener el blog botado por tanto tiempo (si no actualizaba hoy, iba para el mes de abandono) sino que como considero que tengo algunos lectores fieles, merecen saber con toda honestidad lo que realmente me pasó.

Estado de mi cerebro hasta hace bien poco.

Por lo mismo y para levantar la moral de esta alicaída profesora, les contaré que no todo ha sido malo para mi, y es por esto que para mostrarle que no todo está perdido y si, hay vida señores y estoy viva aquí con los 33 (amigos imaginarios que tengo) que les mostraré mis preferidos (quise buscar un sinónimo a "favoritos" jajaja) de los últimos meses, recuerdo haber hecho uno hace unos meses atrás, así que corresponde ya a estas alturas volver a hacer otro, ¿no? Pero como ha pasado harto tiempo, lo dividiré en dos partes, hoy corresponderá al cuidado (rostro, cabello y cuerpo) y el próximo a maquillaje, series y música (entre otros), ¿les tinca?.

¡Ya, menos cháchara y más acción!

CUIDADOS CAPILARES, FACIALES Y CORPORALES


Crema Capilar Pre Alisado de Natura


A pesar de que tengo el pelo bastante liso mi propósito al usar con tanto fervor esta cremita no es porque quiera tener las mechas más tiesas que alma en pena japonesa, sino porque tiene la mágica cualidad de proteger el cabello del ataque del secador de cabello, y como vivo en Temuco una ciudad extremadamente fría y húmeda en invierno, en donde salir a la calle con el pelo mojado es una alternativa válida para obtener rápidamente un aneurisma cerebral. Por eso esta cremita/loción me salva un montón, porque para mi es imposible prescindir del secador de pelo, y efectivamente en estos meses he comprobado que ayuda un montón a que mi pelo no se queme ni se achicharre con tanto calor artificial. Además te deja el pelo igual a Samara, pero si sus papás la hubieran querido y no tirado al fondo de un pozo.
PRECIO: Cuatro lucas aprox., en la revistita que todos conocen 1313.


Colonia de Menta y Frambuesa de Oriflame.


A pesar de que soy fanática de usar mi colonia de Cereza Avellana en estas frías fechas también me agrada traer un poco de sol a mis oscuros días. Para eso me arranco en mi jet privado a mi isla que aproveché de comprar gracias a la quiebra económica de Grecia, donde mi esclavo Brock O'Hurn me sirve michelada tras otra en el Santo Grial. Nah mentira. Humildemente me aplico esta colonia y les prometo que funciona más que como un simple perfume, como verdadera aromaterapia porque aunque huele muy simplemente a menta y a frambuesa (y algo cítrico, que no logro definir) de inmediato me sube el ánimo y me despierta de mi letargo anímico. La adoro y la uso harto, espero que me quede para el verano.
PRECIO: Cuatro, tres lucas, depende de la oferta del mes, en el catálogo de Oriflame.


Crema Corporal de Cereza Avellana de Natura.


O sea, no podía hablar de mis favoritos, chuta, perdón, PREFERIDOS sin mencionar esta más que amada (ay, amada, que encuentro cuico decir que algo es "amado") línea de Cereza Avellana que he recomendado hasta por debajo de la lengua, debo tenerles más que aburridos con tantas flores y alabanzas. Pero no puedo evitar decir lo mucho que amo el aroma y la suavidad que provee esta crema, es extremadamente espesa y hasta podría decir que cuesta un poco esparcirla por el cuerpo (me gusta pensar que pierdo calorías haciéndolo) hay que hacer un poco de fuerza para poder hacerlo. Ya se me acabó este envase y tengo dos más en espera, porque aunque sea primavera o verano, seguiré usándola porque me encanta. Les cuento además que gracias a Cthulhu (iä! iä!) gané en Instagram un sorteo de la cuenta oficial de Natura Chile donde premiaban con el set completo de todos los productos de la línea Cereza Avellana, como ya había comprado el set antes a #micolegaquevendenatura (una de las culpables de mi pobreza) tengo para haaaaaaaaaaaaaaarto rato, así que prontamente haré una completa reseña de toda esta "amada" (ay, gansa) línea de invierno de Natura.
PRECIO: Mi colega, pariente de Belcebú, el tentador, me la vendió en 5 mil pesos, pero sé que viene como a ocho mil en la revista.


Even Out, Crema de Noche de Oriflame (antimanchas)


ME ENCANTA ESTA CREMA. Huele exquisito, pero nada cargante y de verdad me ha ayudado a liberarme progresivamente de las manchas que me han quedado tras espinillas mal curadas. Siento que me hidrata el rostro en forma completa, se absorbe muy bien y al otro día amanezco quizá no radiante ni bella como una botella (alcoholismo) pero si mi piel se ve descansada y suave, la he aplicado sagradamente noche tras noche en los últimos meses y de verdad veo mi rostro con un tono más parejo y uniforme.
PRECIO: Me costó $6.990 en la revista de Oriflame, pero me autohice (?) el descuento de vendedora y me salió más barato :D


Even Out, Crema de Día de Oriflame (antimanchas)


ODIO ESTA CREMA. No tiene nada que ver con su angelical hermana nocturna. La uso solo porque soy manito de guagua y me carga botar la plata. Huele como a muñecas viejas de plástico abandonadas en el galpón de un asesino en serie. Y cuando me la aplico cerca de los ojos me arde más de lo que arderá mi alma en el infierno cuando me muera (palabra). Además es como gomosa y pastosa y no se absorbe altiro, dejando por un minuto más o menos una desagradable sensación de máscara. Sólo la uso porque venía en promoción con la crema nocturna y quería probarla hace tiempo, pero me quedo con su versión para noche de todas maneras. Sin embargo debo decir a su favor que tiene factor solar de 20 y que he notado efectos positivos en mi piel, junto con su hermanita me han hecho muy bien, de verdad la seguiría usando si no oliera como la novia de Chucky.
PRECIO: Me costó $6.990 en la revista de Oriflame, pero me autohice (?) el descuento de vendedora y me salió más barato :D

Crema Universal aroma a rosas, de Oriflame.


Perdón si soy tan catete con Oriflame, pero como soy vendedora compro muchas cosas para probar (mejor dicho me gasto todas las ganancias en cosas jajajaja). Como se me había acabado la versión clásica (envase rosado claro sin aroma) y me había gustado tanto, que quise probar esta versión fucsia y no me arrepiento, porque la adoro, huele riquísimo y es una ayudante ideal para labios partidos, parches resecos en el rostro (aplicar de noche porque es bien aceitosita), codos secos, rodillas cuarteadas. Si no les gusta el olor a rosa, hay muchas otras versiones con aromas distintos, porque la fórmula es siempre la misma, basada en la cera de abejas. Hay con olor a chocolate, a toffee, a almendra, a coco, a arándano, a cereza... tienen harto donde elegir si se animan a tener. Yo creo que por lo práctica que es, siempre conviene tener una mano. Lo malo es que hay que meterle el dedo (uy) y por lo mismo recomiendo su uso individual, por eso de los agentes patógenos, como virus, bacterias y amantes de la bachata.
PRECIO: A veces 990, a veces 1990, las menos 2990, otras veces, dos por 2990... ay, depende.

MÁS CUIDADO CAPILAR
(NO PRECISAMENTE PREFERIDOS)


Shampoo de Quillay de Familand


Pucha, tengo mucha pena de contar esto, pero este shampoo me dejó la embarrada cagada en el cuero cabelludo. Me lo volvió ultra sensible, y aunque lo dejé hace semanas, porque no quería asumir que era mi querido shampoo, aún tengo una tremenda picazón el cuero cabelludo (no son piojos, ya lo verifiqué) y aunque me dejaba el pelo lindo, liviano y fragante, al igual que su hermano de Manzana Papaya me hizo pésimo en el "casco". Como mi pelo volvió a ser graso, lo que era antes del abuso de tinturas al que lo sometí quise probar este shampoo, pero me hizo horriblemente mal. Menos mal que al Valentín le gustó, así que al menos no se va a perder en el fondo del armario de mis sueños rotos. Yo de verdad quería que fuera mi shampoo favorito, ejem, preferido D:
PRECIO: Me costó sólo 1390 en el Jumbo de Avenida Alemania


Shampoo y Acondicionador de Castaña de Natura.


Este fue otro fracaso capilar. Y pucha que me dolió, porque le tenía mucha fe. Aprovechando que me quedaban envases vacíos de shampoo y acondicionador de Cacao (realmente maravilloso, me hizo excelente en mi pelo teñido) y que mi maquiavélica colega me mostró la revista donde los repuestos de Castaña venían en oferta, no pude evitar (de verdad no pude) comprarlos para probarlos de una vez por todas, había leído tantas reseñas maravillosas donde le cantaban loas y odas a su maravillosidad que yo no podía menos que estar expectante, como perro en auto andando, ante los fabulosos efectos que produciría en mi cabello. Quizá es porque mi pelo volvió a ser graso, pero aún teniendo mucho cuidado que el acondicionador no tocara mi cuero cabelludo, aún así, me quedó el pelo hediondo, horrible, pegoteado (de pura grasa, wuácala), opaco e incluso más cochino que antes de lavármelo.Y eso no fue una, vez, sino las dos veces que le di la oportunidad, pero nada, siempre igual. Por favor, si alguien sabe la dirección del Profesor Snape que me la de, porque le tengo el regalo de navidad listo.
PRECIO: Vale 2990 cada uno de los repuestos en la revista Natura, en oferta eso sí.

Quiero agradecer públicamente a cuatro blogueras a las que he llegado a querer mucho, que son Liz Souvré, por las conversaciones hasta tarde y las risas cómplices, a Carolaila, quien me aconsejó muy bien y siempre es tan buena onda, a Tay, que me hizo un hermoso regalo hace poquito y a Alejandra, quien me inspiró a escribir esta entrada 


Eso es todo, amigos, como diría el chanchito Porky (le amo). Aprovecho igual de recordarles que este año se cumplen 125 años del nacimiento de uno de mis escritores preferidos, Howard Phillips Lovecraft, así que ahora asumiré a Cthulhu como mi dios personal, aún cuando esté muerto y siga soñando bajo las aguas en la ciudad muerta de R'lyeh.
Cthulhu R'lyeh Ph'nglui mglw'nafh wgah'nagl fhtagn

¡Nos leemos pronto!