Como toda amante de Japón, aquel
exótico país del Asia profunda, que se precie, comencé con el manga y el animé
a fascinarme e interiorizarme cada vez más con esa maravillosa tierra. Pero pronto descubrí su literatura y ah, fue un viaje sin retorno. Japón es
una nación única, hogar de las fantasías mas desatadas y de la tradición más
ancestral, un lugar quizá extraño, diferente y lleno de contrastes, donde las
personas están adelantadas en la tecnología años más que nosotros los
occidentales, donde la robótica es parte de la vida cotidiana y aun así siguen
respetando tradiciones tan milenarias como el arte de servir té o degustar
carne cruda en finísimas lonjas como una verdadera exquisitez.
Es de Japón de donde viene el
escritor que les voy a recomendar y aunque ustedes no lo crean, no es pariente
ni nada parecido del famosísimo Haruki
Murakami, autor de obras tan conocidas como Norwegian Wood o Crónica del Pájaro que le da Cuerda al Mundo (maravillosos libros ciertamente). Pero como casi todos sólo parecen conocer a ese Murakami, yo les quiero
hablar hoy de Ryū Murakami (村上龍) (parece que Murakami es como López o
Gómez acá) quien es un
autor que me gustaría que fuese más conocido, porque de verdad vale la pena
sumergirse en sus letras y en sus palabras, que nos muestran la moderna cara de un Japón dividido entre su cultura propia y la influencia de Occidente.
Todos sabemos que es un país diferente a todos los demás y que muchos lo
ven como una nación extraña, con gente super rara y otaku, pulpos pervertidos, ninjas, karatekas, niñas tsundere, parejas yaoi/yuri y viejos kawaii que
se visten como colegialas. Pero como dije al principio también es una isla con
una antiquísima tradición cultural, de miles de años y que recién hace pocos
siglos, durante la Restauración Meiji (pueden leer sobre eso o si la quieren
más un poquito fácil, pueden ver la película El Último Samurai con Tom Cruise para
entender de qué se trata) se abrió al mundo. Pero esa apertura al mundo le
costó al Japón ir progresivamente dejando de lado algunas de sus tradiciones
más arraigadas y cuando se involucraron en la Segunda Guerra Mundial mediante el ataque a Pearl Harbor, y perdieron esta guerra de la peor forma posible, recibiendo dos bombas atómicas en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki. Aún contra todos
los pronósticos posibles, después de estos terribles sucesos muchísimos japoneses (sobre todo los más jóvenes post-guerra) se volvieron fanáticos de la cultura estadounidense/occidental. Este paradójico hecho ha
sido una de las fracturas más grandes de la sociedad japonesa siendo fielmente
reflejada en la obra de Ryū Murakami, quien en gran medida ha ido manifestando
sus propias inquietudes y obsesiones en sus libros. El escritor, que ya tiene
61 años, proviene de la generación inmediata a la II Guerra Mundial y vivió su
infancia y adolescencia escuchando a su familia sobre las hazañas de los
kamikazes, la caída de Hiro Hito, la vergüenza de muchos japoneses que los
llevó a cometer seppuku como única manera de limpiar su honra y al mismo
tiempo, viviendo al lado de una base estadounidense, donde se hizo amigo de
muchos soldados que lo invitaban a carretear, conversar y compartir con ellos.
Entonces él creció así, entre dos mundos.
Su obra muestra ampliamente el lado más oscuro de los japoneses, como la profunda soledad en que viven, el aislamiento
social, la alienación y la desesperanza, el degeneramiento sexual y emocional
de un pueblo que vive bajo la tremenda presión que significa ser japonés. Ha sido guionista de películas tan bizarras e impactantes como Audition (si soportan/aman el cine gore
japonés tienen que verla SI o SI) pero después de esta introducción les
hablaré de dos libros no más que son los que más me han gustado y que les quiero recomendar:
AZUL CASI TRANSPARENTE: Este fue el
primer libro que leí de él y les juro que si lo leen, quedarán tan para dentro
como yo. Su temática es casi autobiográfica, ya que Ryū Murakami nos cuenta
sobre la vida de unos decadentes jóvenes que viven en medio de sexo, drogas y
alcohol… claro, pensarán ustedes, que trama más cliché, pero les juro que no es
así, aquí no se queda sólo en la anécdota, sino que bucea muy profundamente en
los vicios más horrendos y aborrecibles de una juventud enferma de nihilismo.
El personaje principal también se llama Ryū y en primera persona nos cuenta
sobre sus amigos y sus descarriadas “peripecias” en su ciudad natal y en la
base estadounidense a la que van siempre a “divertirse” (por así decirlo) con
los soldados gringos, sintiendo especial preferencia por los de color (si, por
eso mismo). A pesar de que su trama podría ser demasiado fuerte para lectores
sensibles, tiene una poesía latente y un virtuosismo lírico que sobresale entre
los vómitos de borrachos, los condones usados y las jeringas ensangrentadas. Es
un libro hermoso y terrible a partes iguales, además es bastante breve y se lee
de un solo tirón.
Algunas frases del libro:
-
“El recorte
de esta sombra de ciudad reflejada tomaba una cuerva de extrema delicadeza…
Como el neblinoso y oleado horizonte del mar.
El fragmento de cristal bañado por el aire del amanecer era casi
transparente… Era de un azul inerme, casi transparente”…
-
“El interior
de la esfera de cristal seguía hirviendo… El humo púrpura se mezcló con el
vapor que salía de la cafetera… En la oscura pantalla de la televisión, mis
ojos turbios se reblandecieron como metal a
punto de derretirse, y en voz baja le dije a aquel yo al borde de la
licuefacción: ¿Quién eres tú? ¿De qué estás hecho?”…
LOS CHICOS DE LAS TAQUILLAS: Trata
sobre dos huérfanos llamados Hashi y Kiku que son abandonados al nacer por sus
madres dentro de esos lockers que se cierran con monedas, ¿los conocen? En esos
mismos cubículos de metal que podemos ver en supermercados y malls son
encontrados dos bebés recién nacidos, uno por los terribles aullidos que emite
debido al intenso calor y el otro por el horrible olor a caca en la que
fermenta dentro del cubículo. Aquí comienza su historia, llena de odio,
resentimiento y por sobre todo, enormes ansias de venganza hacia aquellas que
los dejaron solos cuando más las necesitaban, pero también contra Japón y todos
los que viven ahí. Sólo se tienen a ellos mismos y su hermandad nacida del
infortunio, ya que ambos se conocen en el orfanato católico (ya saben que ese
es el caldo de cultivo ideal para los malos sentimientos) y luego son adoptados
por la misma familia, que los lleva a vivir a una anodina islita donde
comienzan a germinar las semillas de su locura. Nuevamente se impone una
historia grotesca y pura al mismo tiempo, donde los monstruos no son otros que
la misma gente común y corriente, y los que parecen serlo son en realidad las
víctimas de ellos mismos. No les quiero contar más, porque mi intención es que
se animen a leer el libro, pero les advierto que muchas veces apartarán la
vista del libro, sentirán muchas arcadas, y hasta en una de esas se les cae una
lágrima de pena por la suerte de los pobres Hashi y Kiku.
Les dejo la frase con que comienza este
libro y que es clave para entender de que se trata:
-
“La mujer
presionó el estómago del bebé y empezó a chuparle el pene; era más fino que los
mentolados americanos que ella fumaba y un poco viscoso, como pescado crudo. Quería comprobar si el niño iba a
llorar, pero los bracitos y las piernas siguieron
flácidos, así que le quitó el plástico que le tapaba la cara. Forró una caja de cartón con toallas, colocó dentro al bebé y
la cerró con cinta adhesiva. Después la ató con una cuerda y escribió en un
lado, con letras de molde, una dirección inventada”
Si quieren leerlos, me dejan abajo en los
comentarios sus e-mails y yo sin falta dentro de la semana les mando los pdf.
Lo otro es que igual los pueden encontrar en la Librería Antártica (la
literatura japonesa es difícil de encontrar en otras librerías más pequeñas)
pero a precios tan exorbitantes que si son jefas de la mafia, tienen un marido
millonario, un papá jeque petrolero o un pariente político los podrían comprar (y no es chiste).
Si aman Japón, su cultura, su comida, sus paisajes y todo lo
demás, les recomiendo muchísimo la lectura de estos dos blogs que descubrí hace
poco, uno es Estrella de Otra Galaxia que cuenta el hermoso viaje de Carolina a Japón en sus vacaciones, tiene fotos
preciosas y es muy entretenido, además da datos de como moverse allá, entre
otras cosas más, además que su dueña es muy buena onda. El otro blog es Lovilmi.com donde Vilma, una chilena
afincada en la tierra del sol naciente junto con su esposo desde 2013 nos
cuenta como ha sido su vida, lo que observa día a día, sus impresiones de la
cultura japonesa y mucho más, además ella es escritora y realmente se nota en
sus posteos, aunque aún soy lectora psicópata/stalker y no le he comentado nada jijijijojojo (ya lo haré xD)
Espero que se animen a leer a este Murakami, que es bien diferente al otro, pero nada tiene que
envidiarle en cuanto a calidad literaria. Tiene otros
libros igual de valiosos como Sopa de Miso y Piercing, pero otro día (¡lo
juro!) les hablaré de ellos, porque mi reivindicación de este autor no queda
acá.
¡Un abrazo y un beso para todos!
Matta ne! (¡Hasta la próxima!)
(Todas las imágenes las robé descaradamente de Google y pertenecen a sus respectivos dueños)